viernes, 15 de octubre de 2010

La Contaminación Ambiental en el Perú, una negligencia muy peligrosa

 
Los directivos de la Asociación Médica Peruana (AMP) escuchamos atentamente el extenso discurso presidencial del 28 de julio, esperando encontrar algunas medidas, para el control de la contaminación ambiental; tema de preocupación nacional y mundial, por el enorme impacto en la salud y en nuestra megadiversidad ecológica y genética. Lamentablemente no escuchamos una sola línea al respecto.

Sin embargo en el Perú, sufrimos de una contaminación ambiental crónica y sumamente peligrosa especialmente en las ciudades con una alta actividad minera, pesquera y en las ciudades con gran congestión vehicular e industrial.
Entre las ciudades mineras, la Oroya ha sido tristemente calificada como una de las más contaminadas del mundo. Así mismo en el Callao, nuestro principal puerto, la Dirección del Medio Ambiente ha encontrado que el 64% de los escolares poseen altos niveles de plomo en la sangre, encima de los límites permisibles. Todo por carecer hasta la fecha de un sistema de transporte de minerales más seguro (mangas selladas).
Es importante recordar que estos metales pesados (plomo, mercurio, arsénico, etc.) en altos niveles en la sangre de nuestros niños, provocan daños neurológicos irreversibles, que impedirán el desarrollo adecuado de sus habilidades intelectuales, psico-afectivas y un pleno desarrollo en su adultez. ¿Quien se responsabilizará de estos daños? ¿Las empresas irresponsables por provocarlos y/o el Estado por no cumplir con su misión?
Los ciudadanos esperamos que los gobiernos hagan cumplir las normas de protección ambiental y las empresas actúen con responsabilidad social, aplicando tecnología moderna para tratar sus desechos evitando el impacto negativo a la salud y a la ecología. ¡Falsas expectativas!, porque algunas mineras, a pesar del elevado precio de los minerales, postergaron los Programas de Adecuación al medio ambiente, ante la mirada permisiva de las autoridades.

El segundo problema ocurre por la excesiva importación de vehículos usados (700,000 unidades con 20 años de antigüedad) y el uso de combustibles sucios (63%) que provoca la muerte de aproximadamente 13,500 personas por año en el Perú . Sabemos que “diariamente mueren 37 personas, 7 de ellas menores de 5 años, victimas de infecciones respiratorias agudas causadas por efecto de la contaminación ambiental”. Estas enfermedades respiratorias aumentaron de 415,000 en 1991 a 3´5 millones en el 2003. (Ver Centro de Investigación y Asesoría del Transporte Terrestre - CIDATT)
La AMP ve con preocupación, el cumplimiento de las normas que promueven el uso de combustibles menos contaminantes (eliminación del plomo de las gasolinas, la reducción de azufre del diesel y la disminución de los hidrocarburos aromáticos), por el ofrecimiento que hiciera el Presidente de la República, de rebajar el precio de los combustibles más sucios, ante la ola de paros y protestas.
Los médicos rechazamos más enfermedades y muertes por estas causas (alergias, asma, problemas cardiovasculares y/o cáncer) que tranquilamente podrían prevenirse con una firme decisión política de cambiar nuestra matriz energética, estimulando el uso del gas natural comprimido, el gas licuado de petróleo (GLP) o los biocombustibles, gracias a una política tributaria racional.

En tercer lugar, en nuestro país es insuficiente una planta de procesamiento de residuos sólidos e industriales. También nos falta un mayor control del ingreso y uso de Plaguicidas (Ia y Ib), ya prohibidos en el mundo y que en nuestro país siguen provocando daños y muertes.


     
            

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